sábado, 22 de diciembre de 2012

jueves, 13 de diciembre de 2012

viernes, 30 de noviembre de 2012

Audio cuento de El patito feo

Os dejo mi primer podcast para la asignatura de Sociedad del Conocimiento. He decidido tratar el problema de la intolerancia, reflejado tan claramente en el relato de Hans Christian Andersen, El patito feo. Espero que os ayude para explicar a vuestros hijos la injusticia que supone el rechazar a una persona por ser diferente física o estéticamente.

Agradecería que me dejaseis vuestras opiniones después de escucharlo.


Escucha El Patito Feo

miércoles, 21 de noviembre de 2012

Ejemplo de lectura por el método global.

       Aquí os dejo un vídeo que encontré que nos puede servir de ejemplo del aprendizaje adquirido por niños que han aprendido a leer con el método global. 

      Después de verlo, podéis decirme ¿qué os parece este método? ¿apoyaríais que los profesores de vuestros hijos lo usaran para enseñarles a leer? ¿preferís el método tradicional?

Aprendo a leer y escribir con el método constructivo

A su ritmo y jugando

    Cada maestro tiene su librillo. Nunca mejor dicho cuando se trata de enseñar a un niño a leer y escribir. El método constructivo es el último en llegar a las aulas. Parte de la base de que vivimos rodeados de palabras escritas. Cuando el niño llega a la escuela infantil, ya sabe más de lo que uno se imagina. Sólo es cuestión de guiarle y estimularle para que, a si ritmo, aprenda a manejar y dominar los códigos

    Algunos expertos apuestan por obviar los métodos de lectoescritura -el global y el tradicional-  y buscar un aprendizaje más natural. Eso es precisamente lo que preconiza el sistema constructivista, que respeta el ritmo madurativo del niño y que parte de la base de que aprendemos a leer y escribir para comunicar. Vivimos en un mundo de palabras y textos, por lo que el niño cuando llega al colegio, ya tiene conocimientos previos de algunas de ellas y ya es un lector, aunque no conozca el código. Y no sólo eso. En ese mundo hay muchos tipos de textos y todos diferentes: carteles publicitarios, noticias de periódicos, subtítulos de películas... Por eso, un profesor que aplique este sistema no trabajará únicamente con un tipo de escritura, sino con todas. Así, le invitará a leer recetas de cocina, postales, la lista de alumnos, un cuento... Otra cosa es que el niño, cuando comience a escribir, prefiera las letras mayúsculas o las cursivas.

    Desde el primer día, al niño se le invita a leer y a escribir “como los mayores”. Y él lo hace, apoyándose en imágenes e interpretando el texto a su manera. Por supuesto, luego el profesor se pone a su lado y lo hace correctamente. También se le anima a que busque las letras que conoce –el abecedario siempre está presente en clase– y las palabras que ya ha visto antes, como su nombre –es lo primero que aprende en casa y se trabaja en clase–. Y así, poco a poco –según el ritmo de maduración de cada niño– y a base de leer todos los días–, aprenderá las claves y códigos de escritura. De hecho, hay niños que ya leen con sólo 3 años de edad

Ayúdale

  • Los niños imitan a su padres. Si te ven leyendo el periódico todos los días, es posible que un día descubras que él también hace lo mismo.
  • Lee diariamente un cuento con el niño: primero hazlo tú y después anímale a que lo intente él. Si aún no sabe, lo interpretará a su manera. Jugad a descubrir en el texto letras y palabras que conozca.
  • Explícale lo que aparece escrito en cualquier objeto de su entorno: en la caja de cereales, en su jarabe para la tos, en una valla publicitaria... Así le enseñas nuevas palabras  y fomentas su curiosidad. Terminará preguntándote continuamente “¿qué pone ahí?”
  • Repasad juntos todos sus trabajos de clase. Valora su esfuerzo y evita presionarle.
  • Pregunta a su profesor por el material más adecuado para trabajar con tu hijo. Cada uno de los sistemas de lectoescritura usa herramientas distintas. La cartilla es el instrumento clásico del método tradicional y las fichas que identifican las imágenes con sus nombres, uno de los más adecuados para seguir el método global en casa.


Aprendo a leer por el método global de lectura

     Para superar los inconvenientes de los métodos de aprendizaje de la lectoescritura tradicional -a grandes rasgos, consiste en aprender a reconocer las letras para luego formar palabras con ellas- las últimas leyes educativas aprobadas en España empezaron a preconizar unas nuevas técnicas de enseñanza de la lectoescritra, denominadas analíticas y que se caracterizan por partir de unidades con significado completo, ya sea una palabra o una frase. Quizá el más utilizado en nuestros colegios sea el llamado método global, que trabaja con palabras apoyándose en las imágenes que las identifiquen para que el niño comprenda el concepto desde el principio. Este sistema tiene la ventaja de que permite comenzar la enseñanza de la lectura y la escritura a partir de los 3 años. Para ello, los profesores llenan la clase de carteles con palabras –el nombre de cada alumno escrito en su mesa y en su perchero, el nombre identificativo de cada objeto del aula, el título de los dibujos que han realizado los niños y que están colgados en las paredes...– que tengan relación con el mundo de los pequeños. Así, gracias a su memoria visual, los niños reconocen letras, incluso frases –¿a qué tu hijo lee con soltura Coca-Cola en la lata de refresco?–, y las relacionan con las imágenes. Si el pequeño ve una palabra escrita debajo de un dibujo del sol, sabe de qué palabra se trata, aunque no sepa qué letras son la /s/, la /o/ y la /l/”. 

        Tras muchas repeticiones, los niños ya están preparados para leer frases o, incluso, textos con esas palabras aprendidas. El resto de los elementos de la oración, como los verbos, los reconocen por deducción, a través de las relaciones que existen entre todos los componentes de la frase. De esta forma, los niños aprenden por curiosidad y por comprensión y entienden perfectamente lo que leen. Es un método más natural, porque sigue el mismo proceso que el aprendizaje del lenguaje, que se basa en repetir las palabras que oímos continuamente. Además, el niño se siente interesado por aquello que tiene sentido, lo que le ayuda a tener una lectura más fluida y comprensiva desde el principio.

No sin inconvenientes

         El sistema global también presenta algunos problemas, fundamentalmente las faltas de ortografía. Las críticas van más allá: algunos expertos apuntan a que podría ser el origen de ciertos casos de dislexia. Como tanto el método tradicional como el global tienen ventajas e inconvenientes, en los últimos años, muchos colegios han empezado a implantar métodos mixtos que recogen lo mejor de ambos.

Método tradicional para aprender a leer o aprendizaje silábico

         Aunque cada vez somos menos, son todavía muchos los profesores que siguen creyendo en la eficacia del enfoque tradicional –también llamado sintético– para enseñar a leer y escribir. Este enfoque se basa en una premisa básica: empezar el aprendizaje por las estructuras más simples y, una vez memorizadas, fusionarlas en otras más complejas. Ése es el esquema que siguen los métodos fonético, alfabético y silábico.

       El fonético parte del sonido de la letra como unidad mínima –por ejemplo, la /s/ no se aprende como ese, sino como sssss– para, posteriormente, relacionarlo con la grafía. Este método tiene un importante número de defensores, que consideran que ayuda a los niños a comprender más fácilmente la relación entre fonema y letra –en definitiva, entre habla, lectura y escritura– y a articular las palabras de forma correcta y sin errores. Sin embargo, también se critica que a los 4 o 5 años, cuando se empieza a leer, los pequeños todavía no tienen interiorizado el concepto de fonema en el que se basa. 


        El método alfabético es el más antiguo de todos –nació antes de Cristo– y posiblemente el más popular en España. Casi todos los mayores de 20 años hemos aprendido a leer y escribir con este sistema que se basa en trabajar la forma y el nombre de cada una de las letras de manera independiente para, después, combinarlas creando sílabas y palabras. Se empieza con las vocales, en el orden /i, o, a, e, u/, se sigue con las consonantes, generalmente con la /p/ o la /m/, que resultan más fáciles para los niños, y con ellas se van formando las primeras sílabas y palabras. 
El silábico es el otro método sintético, derivado del fonético y el alfabético, con la variante de que toma a la sílaba como unidad mínima, lo que permite a los niños captar mejor este sonido y aprender a leer con más facilidad.

Ventajas e inconvenientes

           Las principales críticas apuntan a que el sistema tradicional no respeta el ritmo madurativo de los niños, no les motiva a aprender y  les fuerza a leer y escribir de forma mecánica, sin comprender lo que están haciendo. Los pequeños se limitan a juntar letras y leer, aunque no tenga ningún significado para ellos. ¿Qué sentido tiene para un niño /pe/ o /po/?. Al machacarles con letras y sílabas, los niños asimilan muy bien el código, pero no entienden el concepto, no comprenden que esa sílaba, /pe/, sólo tiene sentido si va dentro de un conjunto con significado completo, como Pepito o el perro tiene rabo.  Además, el método no tiene en cuenta el desarrollo intelectual, que es distinto en cada pequeño. Esté preparado o no, se le fuerza a aprender las vocales y alguna consonante con 4 años, y el resto de las consonantes y las sílabas a los 5.

        Pero también tiene sus ventajas. Los especialistas le reconocen –más al silábico y al fonético que al alfabético– algunos beneficios. Así, ayuda a la memorización de las grafías, a la correcta articulación de las sílabas y palabras, al aprendizaje de las reglas gramaticales y a la precisión en la lectura y la escritura. Tanto es así que algunos países, como Francia, se están planteando volver a aplicarlo en sus colegios y desterrar el método global, que, en opinión de sus autoridades, ha favorecido el aumento de la dislexia.

          En los últimos años, muchos colegios han empezado a implantar métodos mixtos que recogen lo mejor del método global y del tradicional. Así, ahora se combina la presentación de palabras y frases enteras con el análisis minucioso de las letras y las sílabas que las forman. Un ejemplo: una vez que los niños conocen la palabra “perro”, el profesor escribe una frase que la contenga y le anima a que la encuentre en el texto, le enseña cada una de las letras que la forman, le explica que la /p/ con la /e/ es /pe/, la pronuncia repetidamente para que capte su sonido y le muestra otras palabras que empiezan por la misma sílaba.